Casa de la Cultura
Recibe el nombre de Casa de la Cultura Pedro Ángel Palou Pérez y es uno de los inmuebles más cercanos al arte en Puebla, porque es sede regular de muestras de pintura, baile, cine, fotografía y anexos; tanto a nivel amateur como profesional.
Aunque no lo crean apenas tiene 40 años de existencia, pues antes era el Ex Colegio de San Juan, un edificio del siglo XVI. En todo ese tiempo fue oficina de gobierno, de correos y escuela, hasta que el Congreso del Estado proclamó que fuera un espacio de promoción y difusión de la cultura.
La Casa de la Cultura es bastante grande, tanto que atraviesa de la 5 a la 7 Oriente. En todo ese espacio existen salas de exposición, dos patios, una librería, la Cinemateca Luis Buñuel y la mítica Biblioteca Palafoxiana, creada por el arzobispo español Juan de Palafox y Mendoza.
La experiencia
Tengo una doble experiencia que contarles: 1. La cultural que obedece a las veces que he entrado a ver exposiciones de arte y los ciclos de cine en los que he estado, aunque para serte sincero el mejor es el de lucha libre. Cada año como por noviembre, la gente de la casa hace un ciclo de películas de terror basadas en lucha libre o al revés, entonces en mi etapa de universitario me la pasaba en el lugar.
Como es similar a un cine, la experiencia va en las varias anécdotas. Por ejemplo, la vez que nos cacharon a una amiga y a mí con comida a escondidas, se nos ocurrió comprar unas tortas antes de la función y el olor nos delató; pararon la película para sacarnos y la gente nos abucheaba. También la vez que vimos a una pareja dándose amor a dos filas antes que nosotros, pensaron que estaban solos porque entraron cuando ya había comenzado el filme y empezaron a besarse, era tal el espectáculo que mi compañía y yo no recordamos la película.
2. La de amigos que se trata de las veces que tuve que asistir a una gala de baile (tahitiano, hawaiano, árabe, regional mexicano, entre otros), cuando iba al bachiller. Sentarme en una silla y tratar de no dormirme porque esas funciones eran interminables; nadie te daba un programa para saber qué va, los familiares gritaban de emoción como si estuvieran viendo a Chayanne y al final, mi amiga o amigas salían 3 minutos y siempre hasta atrás porque las maestras iban adelante.
Ahí te dabas cuenta de dos cosas, primero que esa amiga, a la que ibas a ver porque te había presumido un año entero que bailaba y cada fin de año su escuela organizaba un festival para premiar a las mejores; no tenía el cuerpo que siempre decía, porque con tan poco atuendo se le veían las lonjas. Segundo, que su mamá no era tan recatada como se apreciaba en las juntas, porque gritaba como desesperada y su voz se confundía con la música.
Dato curioso, hay demasiadas películas de luchadores como para ver medio año una a diario.
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