V
ela
otiva
Más famoso como el Monumento al Taco por sus obvias características, si eres poblano sabrás de lo que te digo, si no, te explico: en 1962 al maestro escultor Arenas Betancourt se le encargó hacer un hemiciclo que conmemorara los 100 años de la batalla del 5 de Mayo y a todos los héroes que fallecieron en ese acto. Él pensó en hacer una vela que se quemará como una promesa u ofrecimiento votivo, representando la luz y fe del nuevo pueblo.
Quienes se lo encargaron decidieron ponerlo al final de la Calzada Zaragoza para empezar la autopista México-Puebla, a un lado del Estadio Cuauhtémoc. Grave error, porque entre la euforia del fútbol y unas cervezas encima, alguien lo vio con otros ojos y lo confundió con una tortilla enrollada. Para erigirlo como un lugar de encuentro antes de entrar al estadio, “nos vemos en el Monumento al Taco”.
Desafortunadamente lo han rodeado de varios puentes vehiculares que imposibilitan verlo desde cualquier punto, pero les platico qué hay. El monumento se divide en dos caras, la que da la ciudad tiene una pequeña escultura en el piso en forma de siete, el poste vertical tiene tallada a una persona alzando los brazos, el horizontal tres caras: Ignacio Zaragoza, Benito Juárez y otra que no se distingue bien. También en la esquina superior izquierda están marcados los números 1862, 1962, 2012.
La que da a la carretera tiene una cara tallada en la cima, simulando a un Zacapoaxtla llorando en combate; abajo las letras “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, frase del general Ignacio Zaragoza, quien dirigió al ejercito mexicano en la Batalla del 5 de Mayo.

La experiencia
Tengo dos anécdotas que contarles, la primera es recién que fui a tomar fotos, no sabia que la gente que vive enfrente al monumento tenía un estacionamiento grande para ellos mismos y que son muy celosos de él. Una vez arreglándome para dejar mi carro, bajé y fui rodeado por varios perros, me imagino que descubrieron quién era por eso querían salir en las fotos. Para continuar hay que subir unas escaleras y lo veras en su esplendor.

Creo que si pusieran una bandera en el asta que está a la derecha se vería mejor, pero seguramente no lo hacen porque podría ser utilizada como sabana por los indigentes que viven dentro del monumento y vaya que son varios porque desde lejos se percibe un mal olor. Efectivamente cuando te acercas a uno de los huecos te das cuenta que hasta colchón tienen. Después de darle la vuelta llegaron unos policías, también me imagino que era para cuidarme y no para vigilar que molestara a los indigentes o me fuera a robar algo. Como ni siquiera se me acercaron, tomé la decisión de irme porque ya había tomado lo suficiente.
El siguiente recuento debe ser leído con mucho cuidado.
Verán, vivo muy cerca del estadio así que la mejor manera de llegar es caminando, tardas menos en el tráfico. Así que la tradición familiar de dos generaciones hasta ahora, es que la primera vez que un miembro va a un partido es llevarlo a pie por la carretera Puebla-Veracruz. Ya de regreso las dos opciones es regresar por el mismo camino o en camión, todo depende de la hora de salida.
Una vez decidí con mi hermano regresarnos a pie, así que indudablemente pasamos por ahí. Justo cuando íbamos a la mitad un grupo de aficionados visitantes empezó a gritar improperios a locales, quienes impulsados por las cervezas que habían ingerido caminaron agresivamente hacia el grupo insultante. Justo a media plaza se armaron los golpes, como buenos seres humanos nos quedamos a ver la pelea campal. Un señor aventaba puñetazos a donde cayera para defenderse, hasta que llegó uno que lo jaló, tiró y pateó sin cesar, algunos lo trataron de rescatar, pero ya estaba muy mal que no se podía levantar.
Así fueron algunas batallas hasta que empezaron a aventar piedras y palos, por lo que tuvo que intervenir la policía. Ahí fue el momento en que proseguimos la andanza de regreso a casa, pues si nos veían parados corríamos el riesgo de ser remitidos junto a la bola de peleadores y solo por estar de mirones. La moraleja de esto es “ve lo suficiente para tener una anécdota que contar, pero no la historia completa o te irá mal”.