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Parque Centenario
De los creadores del volcán más pequeño del mundo utilizado de basurero, llega el lago lleno de aguas residuales.

Parque Centenario

Laguna de Chapulco

¿Recuerdan que les hablé del Cuexcomate como un volcán utilizado de basurero? Pues les presento la Laguna de Chapulco como estanque de aguas negras. En 2010 los gobernantes en turno decidieron dignificar este espacio, construyendo un parque a su alrededor: el Centenario, un área verde junto al Periférico Ecológico y unidades habitacionales que comúnmente eran azotadas por inundaciones.

Muchos aun no se deciden si llamarle Parque Centenario o Laguna de Chapulco, que dicho sea de paso significa “Lugar de chapulines” en náhuatl; aunque su nombre real involucra ambos títulos. Este espacio verde tiene una función crucial para los poblanos, pues filtra el smog del aire con su vegetación, evita inundaciones y es hogar de muchas especies de aves, incluso migratorias.

El trabajo para mantener el hábitat 

La obra fue estructurada para contener la laguna, que prácticamente ha existido por años; una casa para los cuidadores, islas de anidación para aves, espacios de reproducción de anfibios, arboles de diferente carácter, plantas acuáticas, espacios para niños, canchas de usos múltiples, una pirámide en medio del agua y hasta un centro comunitario para dar talleres. 

 

Todo se ideó para que el parque no sufriera mayores complicaciones en su manutención y a su vez, las personas que viven alrededor se vieran beneficiadas tanto para evitar inundaciones, hacer ejercicio y de cierta forma el mantener la zona resguardada por la seguridad pública.

 

Lo que puedes hacer

Entre las diferentes actividades que puedes hacer está el caminar, el parque tiene mucho espacio a lo largo para que puedas caminar por al menos media hora, si lo recorres en su totalidad. Los niños pueden jugar en una zona dedicada para ellos con artefactos, hay zonas descubiertas para disfrutar el pasto verde o echar una reta de futbol en una cancha que está cerca de la laguna. Buscar algún taller en su centro comunitario, donde te enseñen algún tema sobre el cuidado de la naturaleza. 

 

Llevar a tu pretendientx, el lugar luce algo romántico y su tranquilidad envuelve el espacio para hablar de amor. O solo ir a tomarte fotografías, pues vaya que si hay pequeños rincones propios para echarte una sesión, sobre todo en donde está la pirámide en medio de la laguna pues ofrece una buena vista entre lo verde y lo azul. También puedes buscar un mirador circular que tiene un puente para hacer buenas imágenes.

 

Lo malo 

El deterioro en el que está, pese a que es poco, hay algunos letreros arrancados por los mismos visitantes, los juegos de destreza lucen descoloridos por exponerse al sol y algunas partes cuarteadas del suelo; si estuvieran en perfectas condiciones, diría que es el mejor parque en todo Puebla por el grado de mantenimiento. Imagínense cómo estarán los demás.

 

Las nieves

El parque tiene dos entradas, una hacia el Periférico y otra en el INFONAVIT San Jorge. Precisamente en esa se ponen puestos de frituras, nieves, hasta un señor que vende libros. Así que si vas, vete con suficiente dinero para comprarte una nieve (hielo triturado adicionado con un sabor) o un helado, ya sea de los tradicionales limón, mango, chocolate o vainilla; de los menos de sandia, melón, nuez, café; y de los exóticos de Kinder Delice, Ferrero, Beso de Ángel.

 

La anécdota 

Antes de tomar estas fotografías fui un domingo antes. Pensando en que cerrarían a las 5 de la tarde llegué a las 3 y un señor me dijo tenía 50 minutos disponibles para lo que quisiera hacer, me dispuse a caminar rápido para tomar las imágenes necesarias desde la entrada del Periférico hasta el otro lado. ¡Vaya qué error! 

 

Al estar en la zona de la pirámide me percaté tenía 10 minutos para llegar por mi carro, entonces regresé por el camino que ya había pasado, pero encontré un guardia que me dijo ya estaba cerrado, por lo tanto caminé demás. Eso significó demorarme y que la reja estuviera cerrada, entonces debí regresar para encontrar a uno de seguridad, él habló por teléfono con otro para abrirme la reja, que a su vez me regañó por haberme tardado.

 

El chiste es que demoré más tiempo en salir que en estar dentro, terminé todo sudado por la caminata buscando al guardia, no obtuve las fotografías que quería y debí regresar a la semana siguiente. 

Parque Centenario
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