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A las orillas de la ciudad, el Parque Estatal Flor del Bosque ofrece un espacio de concreto en medio de una inmensidad de arboles. Yo diría que es el patio trasero de una vieja hacienda, que hace años fue acomodada para volverse un parque recreativo, que en 2016 sufrió una modernización interna y externamente, porque su acceso desde Periférico fue hecho; de otra forma tendrías que darle la vuelta por la colonia Chapultepec, esperar en un trafico espantoso por el transporte público, para recorrer una calle hasta bajar un puente que te lleva a un camino empedrado.
Al llegar pensarás que es un lugar campirano abandonado, pero al pasar la puerta principal verás un oasis de diversión que inicia con una área infantil, engalanada con una estatua enorme de una venada cuya piel es de Talavera; obra del escultor Carlos Carsolio al igual que las otras que están alrededor. Ahí mismo hay una estructura para subirse, figuras bajo arena de playa y una montaña para escalar. Junto está otra área que denominaron de parkour, que concluye con una torre de varios metros, si llegas a la cima puedes ver el parque por completo y los volcanes que rodean a la ciudad.
Parque Estatal
Fl r
del
Bosque
A unos cuantos metros está una zona de patinaje, la verdad es que es una zona muy divertida si vas en bicicleta, patineta, patín del diablo o avalancha, porque tiene subidas, bajadas, curvas cerradas. Junto a ella hay un lago artificial, que en cierta hora del día te da una buena panorámica para fotografía. Hacia el fondo hallarás una zona para divertirte al aire libre, junto a una “granja” con tristes animales encerrados, un aviario que está alrededor de mesas para comer. En el fondo está un espacio que le denominan “juegos extremos”: puentes colgantes, cuerdas, redes y una tirolesa de 80 metros.
El Parque Estatal Flor del Bosque ofrece un espacio de concreto en medio de una inmensidad de arboles.
Es raro porque tengo familia viviendo cerca de este parque y solamente he ido tres veces en mi vida. La primera fue hace años en la Boda de Plata de una tía, cuando sus hijos rentaron unas palapas para hacer la fiesta; yo no la contaría como una visita como tal, pues era de noche entonces no había mucha luz, por lo tanto no veías alrededor. Además de que estaba en proceso de construcción, entonces algunas áreas estaban en mal estado y corrías el riesgo de sufrir un percance. Lo que recuerdo es que la entrada era como un laberinto, había muchos árboles y si te alejabas de la zona daba miedo porque se escuchaban aves volando cerca.
Años después llevé a mi novia, fue raro porque ya había estado ahí pero no conocía el lugar. En esa ocasión me percaté que literalmente era un bosque, había muchos árboles por donde quiera, en la entrada caminabas a la derecha para llegar a una especie de aviario donde los pájaros estaban escondidos, prácticamente caminabas imaginando dónde podrían estar. Hacia el fondo estaba una zona más libre, en la que podías jugar fútbol o hacer picnic y todavía más al fondo estaba en construcción la zona de juegos extremos.
Para la ocasión que tomé estas imágenes fue muy diverso el ambiente. Las vías de acceso se mejoraron, ahora puedes entrar desde el Periférico o la vieja entrada. El estacionamiento se amplió. Se puso una zona para que los niños interactúen, escalen y descubran la vida, dándose los golpes necesarios para comprenderla a través de estar con animales de concreto.
La experiencia
Hay una zona para los más grandes, que también puedes trepar si no le tienes miedo a las alturas. Por ejemplo, yo escalé una torre que verás aquí junto, con cierta precaución pero a la vez emoción porque no lo hacia desde que era niño. Para hacerlo vas subiendo en circulo a través de escalones de diferentes alturas, las paredes se utilizan como escaleras y falsos pisos para divisar cuál es el siguiente paso. Estando hasta arriba te da una visión de la ciudad y sus volcanes, además de un vértigo porque debes bajar.
Justo al frente pusieron un skate park fascinante, que lamentablemente no pude recorrer porque no llevaba vehículo. Pero tengo que regresar porque ofrece subidas, bajadas, vueltas cortas, que seguramente me caeré pero con gusto. Todavía más al fondo verás un momento triste con animales encerrados en pequeños espacios, sobre todo los cerdos y águilas que no se pueden mover a su antojo para que las personas los vean 5 segundos.
Si caminas más, llegarás a la zona de juegos extremos que nunca he entrado ni me llama la atención, al menos no tanto como la escalera horizontal que está enfrente de la puerta de entrada. Se trata de una escalinata de metal sobre una piscina, amarrada de los extremos. Tu tienes que pasar boca debajo de un lado al otro, pero siendo los más equilibrado posible porque si no te vas a voltear, tus brazos se cansarán y caerás al agua (sucia). De ahí viene la alegría.
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