Ecoparque
Metropolitano
El parque más Hipster de Puebla
Yo le llamaría el Parque más Hipster de Puebla, porque puedes llevar a tu perro a pasear sin ataduras, hay grupos de meditación, ferias veganas, de mascotas, campañas de adopción, de esterilización yoga, pláticas sobre cuidado del medio ambiente, talleres y paseos familiares en bicicleta.
Cosas que solo se puede encontrar en este lugar de la Vía Atlixcáyotl, de 18 hectáreas que alguna vez fue un parque de diversiones, hasta 2011 cuando el gobernador en turno lo expropió para convertirlo en esto al siguiente año. Aquí puedes andar en bicicleta en los diferentes senderos o caminar por los recovecos que generan las estatuas repartidas, los 4,500 árboles y 500 especies de plantas.
Otro de los objetivos del parque no es solo tenerlo aislado, sino
que se conecta con el Museo del Barroco, el Paseo Atoyac, el Complejo Cultural Universitario, el Centro Integral de Servicios y otros lugares cercanos a través del Parque Lineal. Sin duda se le debe agradecer a quien tuvo la magnifica idea de abrir las puertas y de convertirlo en este espacio petfriendly, que no por eso está sucio o deplorable.
Por si te llegara a interesar, si quieres rentar espacio por metro cuadrado por activación te vale $500 por día.
La experiencia
Pues ahí me aventaron los perros, literalmente. Solo he ido tres veces ahí, la primera apenas lo estaban construyendo y no encontré algo interesante salvo puro pasto y árboles. La segunda fue en un informe de gobierno, ese día no tenía acreditación y debía tomar algunas fotografías dentro, así que ocupé una técnica ancestral conocida como agandalle.
Se supone que a las personas las llevaban de un punto a otro a través de camionetas, entonces me subí a una que me dejó en la entrada. Para despistar traía un cordel semejante a las que utilizaban, que me escondí el final en el saco. Justo cuando dos personas iban entrando, me pegué a otro fotógrafo que iba adelante de ellos para retratarlos, así pasé el filtro de seguridad, el de acreditación y que me preguntaran cosas, pues los encargados pensaron que iba con esa gente. Cuando iba a pasar hacia donde estaba la multitud, uno de los del personal me indicó que no podía pasar porque solo entraban invitados, le dije que venía con uno de ellos pero me dijo que a la prensa la llevaban a una sala especial.
Le marqué a mi jefe para avisarle lo sucedido y me dijo que no había problema, ahora debía esperar a que se acabara todo para salir, mientras tanto aproveché de la hospitalidad que me dieron: comí, tomé café, revisé mis redes sociales y descansé de un día ajetreado. Cuando todo terminó solo tuve que salir por la puerta, todo serio y con actitud de que sabía lo que hacía; ahí me di cuenta que era un parque enorme, que debía descubrir porque tenía esculturas interesantes.
La tercera ocasión fue esta última visita, donde ya pude recorrerlo a detalle y fotografiar esos espacios interesantes, por ejemplo un paso a desnivel que alberga una fuente en lo alto que a primera instancia luce medio tétrica. Al llegar al final veras una especia de torre, donde puedes ver todo el panorama que te puede dar el parque, junto a él hay un pedazo de subidas y bajadas para los ciclistas o patinetos. Más para allá hay un espacio para entrenar perros a subir, pasar por en medio, zigzag y bebedero.
Después seguí caminando para adentrarme al parque, hasta que decidí regresar hacia el espacio abierto donde literalmente me echaron los perros, una señora me vio feo y le dio correa a su can para que me asustara. Pasando el susto me di cuenta que si me aventuraba a mover los pies, encontraría rincones donde podía sacar buenas fotonas, pues hay árboles coloridos, senderos, algunas esculturas escondidas que por supuesto me sirvieron para hacer unas imágenes que las verán en Facebook y Twitter.
Les podría seguir diciendo muchas cosas de lo que vi, pero prefiero como siempre que ustedes acudan al lugar, porque se sorprenderán del panorama que verán y la cantidad de razas de perros que se pueden encontrar.
