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MIRAtoyac

Junto al Río Atoyac, el gobierno en 2012 decidió darle una nueva cara al panorama construyendo este parque de 5.2 kilómetros de extensión, yendo del Boulevard Municipio Libre hasta el Hospital Puebla. Lo cual hace un recorrido interesante para todo aquel que lo visite o vaya a correr, pues ofrece subidas, bajadas, miradores, miles de plantas y algunas obras de arte que te puedes encontrar.

Para redondear este esfuerzo de dignificación al río, se construyeron algunos pasajes donde puedes ver la importancia de la cuenca de forma interactiva. Aunque lo más importante es el esfuerzo de querer sanearlo, por ello se instalaron seis plantas de tratamiento de aguas residuales, que ha beneficiado a plantas y animales para que puedan habitar ahí, como mariposas, colibríes y aves.


La verdad es que le dieron una buena manita de gato, porque antes lo agarraban para tirar escombro, basura, carros, colchones viejos, uno que otro feligrés que no tuvo fortuna.


Su realidad

Cuando buscas en el mapa de tu teléfono MIRAtoyac, hay distintos puntos marcados, pero el real es el que está atrás del Hospital Ángeles. Es un pequeño espacio con estacionamiento propio y donde tienes la opción de caminar hacia alguno de sus extremos o quedarte ahí para hacer algunos ejercicios sin que alguien te esté molestando. Porque literalmente este parque es para ejercitarse, no hay mucho que hacerle si no te gusta caminar ni correr, porque si lo quieres para ir de picnic o algo así, ten en cuenta que está muy cerca el río y que los malos olores llegan ahí.


Mi experiencia

Hay cuatro cuestiones que son buenas. Una es el puente de madera, que aunque rechine, genera una buena composición para fotografías sobre todo de líneas y atravesarlo en bicicleta es muy divertido. Dos tiene un paraje con escalones, bardas y niveles que son perfectos si hiciera parkour, te da la oportunidad de practicar perfectamente cualquier ejercicio. Tres, es un lugar que te puede entretener varios días, pues es muy extenso con recovecos que puedes explorar en mínimo una semana completa; yo lo quise caminar y me ganó la tarde.


Cuatro, no sé si era por la época o qué, esta zona está poca “vigilada”. No al grado de que los delincuentes la utilicen para cometer sus fechorías, sino para buscar una aventura amorosa. Ustedes disculparan, pero estuve mucho tiempo buscando dónde retratarme y descubrí ciertas partes que una parejita de enamorados pudiera aprovechar si les gusta lo extremo. Me salió inmediatamente mi lado romántico de secundaria.


 

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